Turf: la UTTA brindó un curso para 10 países
Esta semana culminó el curso “La etología como base del bienestar del caballo”, desarrollado por la UTTA con más de 150 inscriptos de 10 países.
Argentina.- La Unión de Trabajadores del Turf y Afines (UTTA), presidida por Carlos Felice, desarrolló en forma virtual el ciclo “La etología como base del bienestar del caballo”, en tres jornadas semanales consecutivas.
Con más de 150 inscriptos, el curso tuvo llegada a un total de 10 países. Estos fueron Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela. A su vez, el mismo forma parte de un ciclo de capacitaciones que la entidad desarrolla a lo largo del año.
Con la ingeniera zootecnista María Florencia Godoy al frente de la charla, el encuentro fue parte de la serie de capacitaciones que la UTTA genera para alentar la inclusión y el crecimiento de los trabajadores de la industria hípica. El objetivo de la jornada fue compartir experiencias, sumar consultas al debate e intercambiar opiniones, incluso con videos para reflexionar y comparar.
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¿Qué es la etología? El comportamiento natural de las especies. “El caballo no verbaliza, hay que interpretar señales silenciosas. Podemos darle el ambiente más seguro pero no deja de sentirse una presa. Sí podemos trabajar en que se acostumbre a situaciones lejos de lo natural”, aseguró Godoy.
Comportamiento natural y aprendizajes
La primera temática abordada fue: Comportamiento natural y percepción del entorno. ¿Cómo anticipar reacciones y prevenir accidentes? “Si el animal está bien, va a darnos más y se enferma menos. Descansa mejor, corre mejor, come mejor, más seguro y predecible”, amplió.
“El caballo camina, come, camina, come. Vive en manada, está alerta, le gusta el juego, está dispuesto a aprender cosas nuevas porque es curioso y si sabemos despertar esa curiosidad, lo va a hacer rápido. Tiene muy buena memoria, lo que puede ser beneficioso o no. Le agrada estar en manada, sentirse acompañado, habituarse a estímulos muy atípicos, como puede ser estar rodeado de elementos fuera de lo común o al tropel. Se siente relajado porque la persona que lo cuida le transmite un estado de calma. Sienten nuestras emociones y expresiones”, continuó la ingeniera.
Se profundizó en la importancia de los sentidos: vista (panorámica); tacto (piel, cascos, pelos alrededor del hocico y bigotes le dan mucha información), oído (mayor agudeza que el humano, orejas móviles), gusto y olfato (selectivos con el sabor, tendencia a evitar determinadas partículas). “Cada caballo es único. Tiene diversas personalidades, modos de reacciones y se anticipan por experiencias previas. ¿A considerar? Percepción del entorno, reacción inmediata de supervivencia, ocultan dolor, diferente umbral ante el estímulo y exposición, muy sensibles”.
En la primera clase sumó su voz la jocketa Andrea Marinhas. “La fusta sirve para avisar. El caballo corre más cuando ve la mano que se está levantando. No hace falta la fuerza. Yo intento golpear sobre la cincha para no llegar al cuerpo. El incentivo es nuestro movimiento con el cuerpo y las riendas. Hay caballos que corren más sin tener que tocarlo. Al pegar fuerte, el caballo va para atrás. Lo tomo como si fuera para mí: si alguien me alienta bien, voy a correr más; si me agreden, voy a ser un fracaso. Hay caballos que se inhiben, hay que darles seguridad. Si siente dolor es posible que no aumente la velocidad”, compartió su experiencia.
Instalaciones
La charla se enfocó además en el manejo e instalaciones para favorecer el bienestar, con los criterios para cada etapa y en cada sistema de alojamiento. “Hablamos de sus cinco libertades y del plano nutricional. El caballo es movimiento. Circulación y digestión están súper conectados”, se mencionó, en el ida y vuelta del aprendizaje, profundizando en la teoría de que “sin pie no hay caballo”, con el detalle de los ligamentos, falanges, vasos y laminillas. “La infosura es lo más temido”, se aseguró.
Plan sanitario
¿Otra cuestión fundamental? Tener una buena salud bucal, de modo que no cause lesiones al comer. Para ello, es importante trabajar en la nutrición adecuada para cada etapa de su vida y una buena podología. Todo eso encierra la salud preventiva. Y ese fue el disparador hacia el encuentro final, con todo lo que implica el estrés y su fisiología.
“Están el estrés funcional y el crónico, que nos preocupa porque debilita el sistema inmunológico; es lo que hay que evitar por el peligro constante cada día de la vida del caballo”, subrayó Godoy, y abrió el debate sobre “qué costo tiene” ese comportamiento y la “estrategia para mitigar los efectos”. La dimensión del vínculo social y los estados emocionales representan parte de la columna vertebral en ese aspecto.
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Así, se puso énfasis en la prevención y manejo en las diferentes etapas en la vida del caballo, sus consecuencias y el empleo de todos los elementos disponibles en la cría, el destete y el entrenamiento.
En cada jornada, se proyectaron diferentes videos explicativos. Entre ellos, uno sobre la flexibilidad del casco, con su contracción y expansión. Y otro, sobre la sensación de seguridad que adquieren en su interacción con caballos adultos cuando son destetes y están incorporando conocimientos, incluso a través de olores.