Merkur Group celebra el 90º aniversario de Paul Gauselmann
Gauselmann ha construido un imperio, demostrando cómo el éxito económico puede servir al bien común.
Comunicado de prensa.- Como fundador, magnate de las máquinas expendedoras, líder corporativo, benefactor y hombre de familia, no hay ambición que Paul Gauselmann no haya logrado en su vida. Incluso el paso del tiempo parece no haber hecho mella en él. El 26 de agosto, este emprendedor de la posguerra celebrará su 90º cumpleaños. Su personalidad, junto con su equipo de gestión, sigue guiando el destino de Merkur Group.
Con su salud en mente, ha reducido su semana laboral a cuatro días durante el último año. No obstante, su enfoque sigue siendo el futuro de la empresa y el bienestar de sus 15,000 empleados: «Durante 67 años, he vivido con las constantes esperanzas y temores por el éxito de nuestro grupo empresarial».
Desde el inicio de su negocio en 1957, sin capital, hasta liderar una empresa internacionalmente exitosa con ventas de alrededor de cuatro mil millones de euros, Paul Gauselmann se ha transformado en un ejemplo. Y sin embargo, a pesar de sus logros, reconoce que su éxito se debe al trabajo duro, al perfeccionismo y al espíritu emprendedor, no a la suerte. Su esposa Karin, de hecho, ha sido un apoyo crucial durante sus 58 años juntos.
Desde muy joven, Paul contribuyó a los ingresos de su familia y aprendió el valor del trabajo duro. Los años de guerra le inculcaron la importancia del juego, que más tarde alimentó su pasión por el juego. Su espíritu emprendedor prosperó en la Alemania de posguerra, donde las condiciones económicas eran favorables.
Tras su aprendizaje como inspector de telecomunicaciones, que completó como el mejor de la clase, se aventuró a trabajar por cuenta propia a tiempo parcial como operador de máquinas de discos después de siete años: era el año 1957, que marcó el inicio de Merkur Group. En octubre de 1964, Paul Gauselmann se convirtió en autónomo. Precisamente los años pasados como empleado darían forma al empresario para el resto de su vida.
Paul Gauselmann nunca ha perdido de vista lo importante que es para un empresario mostrar aprecio por sus empleados. Por eso, a sus 90 años, siempre que puede dedica tiempo a sus empleados. Una pregunta aquí, un elogio allá… Paul Gauselmann siempre interactúa con sus empleados en pie de igualdad, sin olvidar nunca cómo empezó él mismo.
Empezando como una empresa unipersonal hace 67 años, Paul Gauselmann ha logrado construir un gran grupo empresarial con cerca de 15.000 empleados en la actualidad, manteniéndose siempre fiel a su principio de ser «un empresario con corazón». Así, las repercusiones de la pandemia de coronavirus -con salas de juego, casinos y locales de apuestas deportivas obligados a permanecer cerrados en algunos casos hasta siete meses- le causaron muchas noches de insomnio. Pero a pesar de las fuertes pérdidas de ingresos, el jefe cuidó de «su» gente, y ni uno solo tuvo que ser despedido a causa de la pandemia.
El espíritu ahorrador de Paul Gauselmann, que priorizaba el valor sobre el beneficio material, le permitió convertirse en un generoso donante en su región. A lo largo de su vida, ganó más dinero del que su familia podía gastar, y optó por devolverlo. Creó la Fundación Paul y Karin Gauselmann, que ha donado casi cinco millones de euros a unos 2.500 beneficiarios en 25 años.
Sus aportaciones incluyen la financiación de la modernización del hospital de Rahden, una ampliación en la clínica de Minden y un edificio en el campus para formación médica, así como un robot de quirófano de 1,4 millones de euros para el hospital de Lübbecke.
Además, Gauselmann invirtió millones en la restauración de la finca Schloss Benkhausen, de 500 años de antigüedad, en Espelkamp. La finca sirve ahora de centro de formación, hotel de conferencias y sede cultural, y cuenta con un jardín inglés con zona recreativa, sendero circular y embarcadero para disfrute público.
A pesar de que su dedicación le valió hace muchos años la ciudadanía de honor de las ciudades de Espelkamp y Lübbecke, este padre de cuatro hijos y bisabuelo de cinco bisnietos sigue tan comprometido con las causas sociales como siempre. No solo ha financiado la construcción de dos guarderías en Espelkamp con una inversión de unos seis millones de euros, sino que recientemente, cuando la ciudad se enfrentó a dificultades financieras imprevistas, volvió a dar un paso al frente con una donación de 8,7 millones de euros.
Para no dejar atrás a la ciudad vecina de Lübbecke, donde se encuentra la planta de producción de Merkur Group, aportó otros cinco millones de euros. En solo unos meses, Paul Gauselmann ha aportado unos 20 millones de euros al bien público. Además, ha anunciado que una parte sustancial de su patrimonio privado se destinará a su fundación. «Esto permitirá apoyar numerosas buenas causas en los próximos años», asegura Paul Gauselmann, que mira con satisfacción la obra de su vida.